jueves, 16 de abril de 2009

Cuanto cuesta deshacerse del pasado no?, a veces es tan fácil querer hacer de cuenta que lo pasado ya fue recontra pisado. Pero qué ganamos tragándonos nuestra propio engaño?. Saben que creo?, que engañarse a uno mismo, genera más conflictos a la hora de analizar nuestros nuevos planes para ponerlos en pie, porque puedo asegurar que cada vez que estemos decididos a realizar un cambio en nuestras vidas, ya sea reemplazando situaciones que nos traerán satisfacciones futuras, o diciéndolo de una manera mas simple, comenzando de nuevo. SIEMPRE, nos llega el momento de las pregunta, “¿que hice mal?”, “¿Qué puedo cambiar?”, y la mas frecuente a mi parecer es “¿estoy arrepentida/o de no haberlo echo antes?”, esta ultima con apenas unos cambios de perspectiva, se convierten en una afirmación que genera y despierta al remordimiento que guardamos y ocultamos con nuestras típicas “caretas de vida”, caretas que se adaptan a cada momento, amoldándose y tomando la forma que nosotros queremos, solo para hacernos creer y hacer creer que todo esta mas que bien, y lo demás “YA FUE”, jah! Suena tan obvia esa frase; suena a un “no fue lo que hubiera querido, pero me resigno” bien encubierto.
Lamentablemente el pasado nunca nos deja, vive con nosotros dia a dia, son recuerdos, algunos de ellos nos cohíben, nos atormentan, nos remuerden la conciencia, otros se convierten en una parte mas que importante de nosotros mismos, en una marca registrada de sueños, de experiencias, en síntesis, uno se lo toma como quiere. Esta mas que claro que siempre hay algo de que arrepentirnos, y mas cuando está el presente para recordarnos que hoy no es lo que fue ayer, cuando una vez mas cometemos el mismo error, o cuando ya estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos antes. Pero bueno,” al mal tiempo buena cara” dice el refrán, puf!, disimular felicidad quizá sea la manera mas típica y recurrente para zafar de nuestra casi siempre, triste realidad, pero eso no significa que sea la mas fácil y placentera opción, no hace falta detallar esto ¿no?, de ahí comprendemos que la felicidad muchas veces duele, y mas cuando no es sentida, es la carga mas pesada que llevamos dentro, que nos guardamos para nuestra soledad, para nuestro espacio de llanto y desahogo, ese lugar donde solo existimos nosotros, y no hay nadie mas para vernos sufrir, en especial yo, que acostumbro a ser muy fría, y la verdad no me agrada mucho la idea de tener que demostrar mis debilidades, y estoy segura que hay mas de un caso como el mio, en fin… con todo esto no quiero decir que no se pueda vivir un presente en paz, de hecho, si se puede, pero depende de cada uno, depende de encontrarnos la vuelta, de conocer nuestros ideales, y de mantener lo que PASÓ, como lo que es, digno de su significado, pasó, y cuesta despegarnos de muchísimas cosas, pero de nada nos sirve castigarnos por el simple hecho de ser humanos, por tener el don de equivocarnos para aprender, es como si los ancianos siguieran jugando con cochecitos o muñequitas, haciéndose creer que con eso pueden volver a ser niños. Este es un buen ejemplo, a mi parecer es una clara metáfora de lo que es el ayer y el hoy. Quizas “los ancianos” no puedan volver a ser niños físicamente y hasta psicologimente, pero porque no podrían GUARDAR esos “juguetes”( por dar un ejemplo), como símbolo de memoria, que les recuerde la escencia de su infancia, de su pasado, que les sirva como un elixir de vida, que los mantenga frescos y radiantes todo el tiempo, recordando que aunque ya no sean los de antes, hoy son lo que son por lo que fueron, por lo que hicieron, y aunque se lamenten porque hoy les queda poco tiempo, porque están viejos, etc, se guardan ese pasado de juventud, aunque sea un trago agridulce, lo pueden recordar principalmente por sus buenos momentos, y creo que es eso lo que todos deberíamos hacer, recordar lo malo y transformarlo en BUENO, porque aunque nos duela mucho, junto con esas lagrimas también corren reflexiones, valor de seguir adelante, bien o mal, fingiendo o no, pero por lo menos intentándolo, casi siempre todo tiene su lado positivo, tarde o temprano recibimos nuestra recompensa, y aprendemos a bancarnos el peso de nuestro pasado, de los buenos y los no tan buenos, pero para esto hay que saber reconocer que no podemos depender de lo que ya no existe, y simplemente reconstruir eso que no existió, con piezas que se habían perdido en el rompecabezas anterior, y asi poder encajarlos, porque cada pieza que vayamos recolectando, al final, van a terminar siendo la base principal para mantenernos firmes y consolidar nuestras vidas.